De invierno

En invernales horas, mirad a Carolina. 
Medio apelotonada, descansa en el sillón, 
envuelta con su abrigo de marta cibelina 
y no lejos del fuego que brilla en el salón. 

El fino angora blanco junto a ella se reclina, 
rozando con su hocico la falda de Aleçón, 
no lejos de las jarras de porcelana china 
que medio oculta un biombo de seda del Japón. 

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño: 
entro, sin hacer ruido: dejo mi abrigo gris; 
voy a besar su rostro, rosado y halagüeño 

como una rosa roja que fuera flor de lis. 
Abre los ojos; mírame con su mirar risueño, 
y en tanto cae la nieve del cielo de París.


Rubén DARÍO


En la primera estrofa Rubén describe la escena donde encontramos una chica, Craolina, sentada en un sillón un día de invierno. 

MARTA CIBELINA = Chaqueta de bisonte

En la segunda profundiza en la descripción y ahora descubrimos que tiene un gato (fino angora blanco). Además, Darío era un entusiasta del exotismo de los objetos orientales y aqui encontramos dos ejemplos "porcelana china" y "biombo de seda del Japón".

En la tercera se centra en un punto de vista más sensorial y estas sensaciones desencadenan en una cuarta estrofa donde hay contraste de conceptos; la calidez del beso contra en frío y la nieve de París.


HALAGÜEÑO = Familiar, a gusto

Yo persigo una forma

Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo, 
botón de pensamiento que busca ser la rosa; 
se anuncia con un beso que en mis labios se posa 
el abrazo imposible de la Venus de Milo. 

Adornan verdes palmas el blanco peristilo; 
los astros me han predicho la visión de la Diosa; 
y en mi alma reposa la luz como reposa 
el ave de la luna sobre un lago tranquilo. 

Y no hallo sino la palabra que huye, 
la iniciación melódica que de la flauta fluye 
y la barca del sueño que en el espacio boga; 

y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente, 
el sollozo continuo del chorro de la fuente 
y el cuello del gran cisne blanco que me interroga.


Rubén DARÍO


En la primera estrofa habla sobre la perfección; la rosa y el beso son los signos más claros. Además, habla del abrazo imposible de la Venus de Milo porque esta estatua es conocida por no poseer brazos.

En la segunda, en el primer verso nos describe la belleza griega se ve cuando habla del blanco peristilo (los templos griegos). En el segundo habla de la belleza y perfección de la Diosa Venus y hace referencia a su previsión del futuro, es decir, Darío cree que podrá tocar la perfección escribiendo. En el tercero y cuarto habla de la pureza de luz blanca y es tan pura que el reflejo de la luna lo llama "el ave de la luna".

En la tercera estrofa Darío explica que él intenta buscar la perfección pero no la encuentra "en el espacio boga".

Y en la cuarta describe la escena con una técnica muy característica de Rubén Darío: los campos sensoriales.
El cisne lo interroga porque el cuello del cisne tiene forma de interrogante.