JARCHAS

INTRODUCCIÓN
                Entre los siglos XI y XIII, los poetas cultos andalusíes de la Península Ibérica, tanto árabes como hebreos, cultivan la moaxaja. Se trata de un tipo de poema escrito en árabe o hebreo pero rematado con unos pocos versos en mozárabe, la lengua románica contaminada de árabe que se hablaba en la España islámica. Esos versos finales reciben el nombre de jarcha, voz árabe que significa "salida" o "remate", y proceden de canciones anónimas que circulan por la España de la época. Por lo general, la jarcha recoge la voz de una joven que lamenta la ausencia de su amado, al que suele referirse con la palabra habib ("amigo" o "amante"). La propia madre o las hermanas de la muchacha obran como confidentes de su pena, que es expresada con sencillez y espontaneidad, y casi siempre por medio de interjecciones y preguntas, lo que le da a la jarcha una inusitada intensidad lírica.

VAYSE MEU CORACHÓN DE MIB

Vayse meu corachón de mib.
Ya Rab, ¿si me tornarád?
¡Tan mal meu doler li-l-habib!
Enfermo yed, ¿cuánd sanarád?


Cuando habla de "el corachón" hace referéncia al habib, su amado.
En el segundo verso lamenta la ausencia del amado y se pregunta si volverá.
En los dos últimos versos; sigue lamentando la ausencia del amado (En algunas traducciones encontramos que habib es traducido como "amigo")


GARID VOS, AY YERMANIELLAS

Garid vos, ¡ay yermaniellas!,
¿cóm' contenir el mío male?
Sin el habib non vivreyo:
¿ad ob l'irey demandare?

En el primer verso se nos muestra el receptor, las hermanas.
El segundo verso es la queja de la amada; tiene pena de amor, mal de amor (el mío male)
Y los los dos últimos nos explica la asusencia del amado.


¿QUÉ FARÉ, MAMMA?

¿Qué faré, mamma? 
Meu al-haib est ad yana.

En esta jarcha sabemos que el emisor se encuentra dentro de su casa hablando con su madre (receptor)  ya que la traducción es la siguiente: <<¿Qué haré, madre? Mi amado está en la puerta>>

SIGNIFÍCASE LA PROPIA BREVEDAD DE LA VIDA, SIN PENSAR, Y CON PADECER, SALTEADA DE LA MUERTE

¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!
¡Poco antes, nada; y poco después, humo!
¡Y destino ambiciones, y presumo
apenas punto al cerco que me cierra!

Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa soy peligro sumo;
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.

 Ya no es ayer; mañana no ha llegado;
hoy pasa, y es, y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.

Azadas son la hora y el momento,
que, a jornal de mi pena y mi cuidado,
cavan en mi vivir mi monumento.


Francisco de Quevedo


En este poema se manifiesta la propia brevedad de la vida que se ve asaltada por la muerte inesperada (salteada). Denota un claro pesimismo y llega a ser conceptista.

En el primer verso encontramos una antítesis ya que habla de un ayer que se convierte en mañana (ayer -contrario de- mañana). Cuando dice "mañana será tierra" quiere decir que llegará la verdad, es decir, que morirá. Toda la primera estrofa denota existencialismo.

En el primer verso de la segunda estrofa habla de una importuna guerra, es decir que no importan; hacen referencia a la perdida de colonias del imperio español de entonces.

En la tercera estrofa el tiempo ha pasado. Pasa el tiempo y cada vez está más cerca de la muerte (Ya no es ayer [...] la muerte me lleva despeñado).

Y en la última estrofa cuenta que están cavando su tumba mientras él sigue vivo. El último verso es un juego de palabras; El tiempo es como un jornalero que, pagado por el sufrimiento (pena y cuidado), cava en la vida del poeta su sepultura (monumento).


El poema insiste en la íntima conexión entre la vida y la muerte ya que son fuerzas casi idénticas.